¿Y si la convergencia fuera otra cosa de lo que solemos decir? ¿A la vez diferente y mucho más importante? ¿Un fenómeno cultural más que técnico?
Para la mayoría de nosotros, se trata de la capacidad de reunir distintos medios en un mismo aparato, sobre un mismo soporte. Casi siempre se refiere a un término esencialmente tecnológico, algo limitado.
Francis Pisani es un periodista que colabora, entre otros medios, con El País, Reforma y Le Monde. Encuentro en su blog una crítica al libro "Convergence Culture" (Cultura de la Convergencia) de Henry Kenkins, promotor del Convergence Culture Consortium del MIT.
Para la mayoría de nosotros, se trata de la capacidad de reunir distintos medios en un mismo aparato, sobre un mismo soporte. Casi siempre se refiere a un término esencialmente tecnológico, algo limitado.
Francis Pisani es un periodista que colabora, entre otros medios, con El País, Reforma y Le Monde. Encuentro en su blog una crítica al libro "Convergence Culture" (Cultura de la Convergencia) de Henry Kenkins, promotor del Convergence Culture Consortium del MIT.
Kenkins se centra en entender la convergencia como un proceso de hibridación de medios y formatos, favorecido por la digitalización, pero sustentado principalmente por dos tendencias: la concentración económica de los medios en cada vez menos manos, y la multiplicación de las audiencias activas, capaces de producir contenidos.
Para Pisani, la obra del profesor del Massachussets Institute of Technology, trata también de la cultura de participación y de la inteligencia colectiva.
Todo, en el fondo, depende de "la participación activa de los consumidores". "El consumo," precisa, "se ha vuelto un proceso colectivo, y esto es lo que este libro entiende por inteligencia colectiva'.
Si La Larga Cola, - el exitoso libro de Chris Anderson, jefe de redacción de la revista Wired-, analiza una parte esencial de la economía de la web 2.0, el libro de Jenkins nos invita a adentrarnos en sus dimensiones culturales.
Corolario: en vez de anunciar la muerte de los medios tradicionales, constata la extraordinaria fertilidad a la cual da lugar su colaboración con los nuevos. Con la ayuda de la audiencia, por supuesto.
Todo, en el fondo, depende de "la participación activa de los consumidores". "El consumo," precisa, "se ha vuelto un proceso colectivo, y esto es lo que este libro entiende por inteligencia colectiva'.
Si La Larga Cola, - el exitoso libro de Chris Anderson, jefe de redacción de la revista Wired-, analiza una parte esencial de la economía de la web 2.0, el libro de Jenkins nos invita a adentrarnos en sus dimensiones culturales.
Corolario: en vez de anunciar la muerte de los medios tradicionales, constata la extraordinaria fertilidad a la cual da lugar su colaboración con los nuevos. Con la ayuda de la audiencia, por supuesto.
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Para saber más sobre las teorías de Jenkins notadD recomienda dos artículos en Technology Review (2001) y International Journal of Cultural Studies (2004), además de Convergence Culture (2006), plagado de ejemplos de productos culturales multiplataforma alimentados por una audiencia activa, desde Matrix a Harry Potter. El blog del Convergence Culture Consortium es la mejor referencia para seguir la pista al trabajo de Jenkins y su equipo.
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